Canto de agua y de pájaros en Lonyín
Nunca entendí por qué el poema
chino tallado en la roca del manantial
aseguraba que los hilos de seda
que unen los elementos del mundo
surcan exactamente desde el trino
de los pájaros al canto
del agua de las fuentes
que manan de las altas montañas.
Tal vez lo soñé,
con la máscara impenetrable
de los fantasmas de la noche.
Quizá lo imaginé,
al calor de un súbita
impresión en el templo
de los quinientos budas de barro
y polvo de oro.
En una de esas fue un error
en la traducción,
por los engaños que van de los lineales
caracteres a la redondez
de nuestro abecedario.
Muy difícil, para un realista,
que lo haya sentido
en la mañana, junto a la fuente
del Pozo del Dragón,
cuando los pájaros daban su saludo
de bienvenida al recién llegado otoño,
o que estuviera escrito con la fuerza
que luego tuvo la imagen
de agua y música, de canto y viento.
LECTURA DEL POEMA